Estrenos

Como un juguete

De mano de New Line Cinema y los creativos detrás de Bárbaro llega Compañera perfecta. El relato –que combina con gracia terror, ciencia ficción y comedia– cuenta la historia de Iris (Sophie Thatcher), una joven que descubre algo terrible: su novio Josh (Jack Quaid) es en realidad su propietario y ella, un robot alimentado con inteligencia artificial para servirle de compañía.

 

“Del estudio que te trajo Diario de una pasión y los creadores de Bárbaro…”. El  tagline es ingenioso, inequívocamente cierto y, sobre todo, muy apropiado para la película que promociona. Compañera perfecta utiliza, efectivamente, los mismos ingredientes que aquel hit romantisísmico en el que Rachel McAdams y Ryan Gosling se besaban bajo la lluvia torrencial: nuestras expectativas, deseos e idealizaciones en torno al amor eterno, nuestra media naranja, superar cualquier obstáculo por otro, etc. Con aquellos ingredientes, Compañera perfecta nos ofrece una poción envenenada y nos hace una pregunta: ¿y si el otro te hubiera programado para amarlo?

Aquí entra la mano de Zach Cregger, que en Bárbaro –aquella película de 2022 que alternaba temporalidades, puntos de vista y plot twists demenciales en un Airbnb de una Detroit arrasada– ofrecía su propia mirada perversa sobre un amor de pareja. Esta vez Cregger acompaña a Drew Hancock, que debuta en el largometraje luego de una vasta carrera en el mundo de las series. Una de sus primeras como director resulta reveladora: Tenacious D: Time Fixers, un desprendimiento de aquella espectacular comedia por la dupla rockera formada por Jack Black y Kyle Gass.

Se vuelve necesario hablar de comedia, porque Compañera perfecta es una. Al igual que Cregger, Drew Hancock utiliza las armas del humor para atemperar, sorprender e ironizar sobre la manipulación, el control, la dependencia emocional y, finalmente, lo explosiva que puede resultar una emancipación. Su marco es la ciencia ficción, el despertar a la conciencia de una amante artificial; su pulso, el del terror y el thriller; con humanos que se vuelven cazadores y robots empáticos que son cazados; su corazón, el de una comedia romántica que lleva al paroxismo la bandera del amor propio, emanciparse aunque rueden cabezas por el camino.

Compañera perfecta tiene la virtud de leer con agudeza estos tiempos en los que las creaciones de la inteligencia artificial parecen más empáticas que la mayoría de los humanos que nos cruzamos todos los días. Mientras Sophie Thatcher (que pisa fuerte en el cine de terror a la vez que cultiva ese jardín de talentos llamado Yellowjackets) maneja hacia la libertad con una de las mejores canciones de la historia del pop en los oídos, festejamos la audacia y nos sentimos –qué ironía– mucho más humanos.