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Costuras invisibles

Después de veinte años del estreno de la animación, se presenta la versión live-action de Lilo y Stitch, que retoma los ejes principales de la historia original e introduce algunas variaciones estéticas y narrativas, y que ya se posiciona como un éxito en taquilla.

 

Lilo y Stitch narra la historia de amistad entre una pequeña niña hawaiana llamada Lilo y una criatura extraterrestre fugitiva a quien apoda Stitch. Traducido al español, Stitch significa “puntada” o “costura”, lo cual no es casual, ya que sintetiza la tesis principal de la película: la unión y, en cierta forma, la reparación de la familia compuesta por Lilo y su hermana mayor Nani. Lejos de los cánones tradicionales de familia, Lilo y Stitch desde sus comienzos representa a una familia rota, atravesada por el duelo de la repentina pérdida de los padres.

Recordemos que la versión animada de Lilo y Stitch (2002) fue seguida por varias secuelas de películas televisivas e incluso una serie. Además, debido al éxito de sus animaciones, Disney Studios comenzó con las versiones live-action, cuyo primer largometraje fue 101 Dálmatas (1996) y, luego de una larga pausa, reanudó su producción –esta vez casi ininterrumpidamente– con Alicia en el País de las Maravillas (2010). Lilo y Stitch es quizás una de las más logradas, junto a Cruella (2021) y El libro de la selva (2016).

Puede decirse que algunas versiones live-action no hacen más que evidenciar que gran parte del cine mainstream posee una crisis de creatividad y originalidad. Sin embargo, esta nueva adaptación de Lilo y Stitch logra conservar la impronta de la primera película y actualizarla para las nuevas generaciones. A diferencia de otras versiones de acción real, Lilo y Stitch no copia plano a plano la animación previa, sino que realiza varios cambios que dan cuenta de una sutil reinterpretación. A pesar del cambio visual y estético en Stitch, esta versión logra conservar su esencia.

Stitch junto a Lilo, quien lo adopta en un refugio de perros, debe aprender qué significa el afecto. Por eso la película reflexiona acerca del amor, la familia, la soledad y sobre sentirse diferente. Después de todo, Lilo y Stitch son dos almas pequeñas que se sienten solas y marginadas e intentan acompañarse y protegerse. Pero, a diferencia de la versión animada, aquí se modifica el destino de Nani, esa dedicada hermana mayor que, además de cuidar a Lilo, aquí tendrá una vocación y objetivos también individuales.

Esta versión reorganiza el esquema actancial, aglutinando algunos personajes secundarios o modificando sus roles. Por ejemplo, al agente de la CIA se suma una trabajadora social, lo que le da más realismo y credibilidad. También está muy bien resuelta la cuestión del aspecto de los dos extraterrestres que persiguen a Stitch y su transformación momentánea en humanos para camuflarse. Es un recurso muy astuto el de la clonación, que resulta más que efectivo y verosímil gracias también a las interpretaciones de Zach Galifianakis y Billy Magnussen.

La película posee además muchos planos y escenas que remiten al género clásico del western, lo que da cuenta del amor por el cine de sus realizadores. Al igual que en E.T. (1982) y Alf (1986-1990), Lilo y Stitch narra de forma conmovedora y dulce el contacto entre los niños y una criatura proveniente del espacio. A pesar de que algunas interpretaciones parecen sobreactuadas y que en esta versión la cultura de Elvis pierde algo de protagonismo (recordemos que Lilo es fanática de él y se lo transmitía a Stitch), la película demuestra que, cuando hay una propuesta estética y narrativa sólida, las versiones live-action pueden ir más allá del simple homenaje y convertirse en obras con identidad propia.