El aterrador mundo de Christopher Landon

Drop: Amenaza anónima, la nueva película del director de Feliz día de tu muerte (2017) y Freaky (2020) es una vuelta de tuerca a su carrera que lo posiciona como un digno sucesor de Wes Craven.
Drop: Amenaza anónima sigue a una viuda que tiene su primera cita luego de muchos años en un restaurante con un apuesto fotógrafo, pero las cosas se le complican cuando recibe mensajes desde un app llamada DigiDrop que le pide que mate a ese hombre o su hijo y su hermana serán asesinados.
Con esa trama que toma elementos de Phone Booth (2003, Joel Schumacher) como un asesino que espía a su protagonista desde lejos, y sobre todo de Vuelo nocturno (2006, Wes Craven), en lo referido al clímax en una casa, su director Christopher Landon abandona las historias de adolescentes mezcladas con slashers para acercarse al terreno del thriller y a protagonistas adultos. La relación con Craven tampoco es caprichosa. Aquel director venía de dirigir la trilogía de Scream, y Vuelo nocturno fue su única incursión en el thriller. Pero no solo eso: en Drop el villano de turno utiliza un celular como Ghostface, e incluso se presenta una familia rota donde el padre es el culpable del conflicto que vive su protagonista (una convincente Meghann Fahy). Esta relación se potencia si recordamos que Landon iba a ser el director de la séptima secuela de aquella franquicia, pero por problemas de producción decidió abandonar el proyecto. Viendo Drop uno se lamenta, porque podría haber aportado una mirada refrescante.
La diferencia con Craven estriba en la puesta en escena. El escenario principal de Drop es un restaurante de clase alta que está sobrecargado de detalles y donde su director se pasea con la cámara para mostrarnos cada rincón donde se moverá su personaje principal. Esta excesiva puesta en escena también viene acompañada con movimientos de cámara estrafalarios que recuerdan al cine de Dario Argento, lo cual demuestra aún más el amor de Landon por el género con el que creció y a un director valioso que logra modernizar una historia ya vista mil veces. En ese sentido, Drop es también un ejercicio de suspenso que remite al cine de Alfred Hitchcok, quien lograba increíbles momentos de suspenso, a la vez que los mezclaba con un humor macabro que Landon recupera para entregar una de las sorpresas del año. Un cine de entretenimiento valioso en su narración sin la necesidad de caer en la solemnidad, un thriller hecho por amor al al cine.